lunes, 11 de febrero de 2008

Llorar sirve solo para eso.



Ha llegado el momento de acabar
con mi corazón.
Nada sirve si está cerca de la luna.
La ropa negra se vuelve blanca,
la blanca amarilla.
En los días de sol,
de lluvía,
en los días nublados,
en los días mudos,
esos en los que no escucho tu voz.
TODOS, sean como sean,
estoy pensando en
lo dificil que NO es
echarte de menos.
Quiero colores, una canción,
un poema,
un vaso de zumo
y un tazón
cubierto de cerezas.
Una risa floja,
SEGUIR enamorada,
el sonido de
una cremallera,
un olor de otoño.
Y tú ahí, con
mi bufanda de los domingos,
esa que sólo me pongo
cuando tengo ganas de estornudar
y cuando los días son impares en Beirut.

2 comentarios:

Ogigia dijo...

Te leo , me gusta mucho leerte, y seguiré leyéndote. meparecen frescos y emocionales tus poemas, esa mezcla necesaria para diferenciar poesía de lo que no es. Felicidiades y un abrazo. Prefiero esta impronta a largas cartas de loa... Más besos

Anónimo dijo...

Hola, no dejes nunca de escribir, de sentir de soñar.
Besos